domingo, 4 de mayo de 2014

Siempre quise ser como la princesa Leia

Desde que era pequeña, la Ciencia Ficción y las películas de acción eran pan de todos los días en mi casa. Mi madre se habría casado con John Rambo es un abrir y cerrar de ojos, mi papá era tan rudo como Bruce Willis en "Duro de Matar" (al menos a mis ojos) y las noches de ver MacGyver los tres juntos eran imperdibles. La favorita de mi papá  es justo una mezcla de acción y Ciencia Ficción en toda regla: Star Wars. Viéndola con él aprendí a amar esa saga. Siempre me ha parecido que tiene todo lo necesario: amor, amistad, aventuras, un gran antihéroe, un villano que no es lo uno se espera y sobre todo a una gran heroína: la princesa Leia Organa.

No hay que dejarse llevar por el título, Leia no es la típica princesa de los cuentos de hadas. Durante años he escuchado como la gente se refiere a ella como una damisela en desgracia, pero para mí está muy lejos de serlo. En mi imaginación infantil Leia Organa era maravillosa, fuerte, inteligente e independiente. Era la líder moral de toda la rebelión galáctica, lograba armar planes de batalla, quedarse con el chico y hasta salvarlo. Me parece que la lectura del personaje como víctima tiene mucho que ver con el hecho de que Leia es una mujer sumamente poderosa la cual se mueve en un mundo casi exclusivamente masculino. Para conmemorar este día mundial de Star Wars, les comparto mi muy personal lectura de por qué Leia es una heroína en toda regla:

"General Kenobi, hace años serviste a las órdenes de mi padre en las Guerras Clónicas. Ahora te ruega que le ayudes en su lucha contra el Imperio. Lamento no hacerte esta petición personalmente. Mi nave está siendo atacada, temo que mi misión de llevarte a Alderaan ha fracasado. He puesto información vital para la supervivencia de la Rebelión en la memoria de esta unidad R2. Mi padre sabrá como extraerla. Debes asegurarte de que este androide llegue a salvo a Alderaan. La situación es desesperada. Ayúdame, Obi-Wan Kenobi, eres nuestra única esperanza." 



En apariencia, lo que desata la trama de Star Wars es un mensaje de Leia pidiendo ser rescatada. Digo en apariencia porque su mensaje jamás incluye una solicitud de rescate. La petición original de la princesa es que Obi-Wan Kenobi lleve la unidad R2 al padre de Leia, Bail Organa, en Alderaan, para que este pueda obtener los planos de la Estrella de la Muerte. En realidad no pide ser rescatada, sino que Obi-Wan salga de las sombras y se una a la rebelión. Claro, cuando el planeta Alderaan es destruido la cosa se complica. Si volvemos a Leia como prisionera de guerra de Darth Vader, veremos que bien pudo haber sido sometida a tortura, un artefacto con una aguja francamente fea le apunta y tiene que ver como la Estrella de la Muerte prueba su potencial destructivo en Alderaan, su hogar. Finalmente, cuando Luke y Han llegan a su celda, la encuentran durmiendo plácidamente, no se le ve especialmente preocupada por su próxima ejecución, tampoco esperaba a ningún salvador.

Cuando se ven acorralados por Stormtroopers, es Leia quien toma un arma y vuela la entrada al ducto de basura para proveer a sus acompañantes y a ella misma de una ruta de escape. Puede que no resultara sencillo, pero la princesa toma decisiones y actúa mientras su rescatadores la observan pasmados. La princesa necesita ayuda para escalar la pila de desechos, puede que Leia no sea tan fuerte, físicamente hablando, como Luke y Han. Pero la verdadera fortaleza de Leia reside en su inteligencia. Al escapar de la Estrella de la Muerte, tras perder a Obi-wan, la princesa es la única que nota que en verdad no escaparon del Imperio. En vez de eso, los han dejado marcharse para seguirlos, esperando que los conduzcan a la base rebelde.

Durante la icónica batalla que da final a la primera entrega de la trilogía original de Star Wars, las cámaras la enfocan a ella también. No sólo preocupada por sus amigos en batalla, sino dirigiendo las operaciones como la líder que es. Una vez que la mortífera nave imperial es destruida, es la princesa quien condecora a los héroes, porque no es una damisela en desgracia, es una mujer la cual ha vivido y crecido en la política, detenta poder y la  responsabilidad que viene con él. Leia, casi sin querer, va descubriendo el amor al lado de contrabandista Han Solo. El capitán del Millenium Falcon es un chico rudo que no se anda con rodeos ni cursilerías, pero en el fondo tiene un fuerte sentido de la justicia y un corazón de oro. Han debía haber cobrado su dinero para correr a pagarle al terrible prestamista Jabba The Hutt, no obstante se queda con la rebelión por hacer lo correcto. Leia es una mujer fuerte e independiente, incluso mandona, pero ante todo es alguien que sabe lo que quiere y no tiene reparos en buscarlo. Empero, Leia tiene muy poca experiencia en el amor, algo que se nota mucho en un infantil intento de darle celos a Han besando a Luke (para luego descubrir que es su hermano).

Justo cuando Leia y Han están listos para admitir su mutuo amor dejando de lado las típicas provocaciones causadas por el fuerte carácter de ambos, el grupo es emboscado por el Imperio en la Ciudad de las Nubes. Han,  traicionado por su viejo camarada Lando Calrissian, es entregado al cazador de recompensas Bobba Fett. El capitán congelado en carbonita se volverá un souvenir de su malvado acreedor Jabba. El momento en el cual Han es congelado marca uno de los momentos más románticos y recordados de la saga, es cuando al fin la máscara glacial de Leia se derrite, están por llevarse al hombre que ama, se lanza sobre aún cuando un Stormtrooper la retiene y comparten épico beso, mientras los separan la princesa confiesa su amor. También es cuando Han le dice "lo sé", no necesitamos más palabras, es un amor correspondido y grande como ninguno, pero que enfrenta un abrupto e injusto final.



Desde luego, nuestra princesa no es de las que se rinden. Le lleva un año, pero consigue lanzarse al rescate de su amado, fracasa y termina como esclava de Jabba quien la dota de un provocativo traje que recuerda a los que una bailarina de danza árabe usaría. Aún en una posición comprometida y humillante, Leia nunca renuncia a su dignidad. Incluso cuando Luke y Han están a punto de ser ejecutados por un temible gusano de arena gigante, ella saca la casta ahorcando a Jabba con la misma cadena que representaba su calidad de esclava. Al final, la operación de rescate, aunque accidentada, resulta un éxito.

Podría extenderme a la tercera entrega de la trilogía original de Star Wars. Incluso al universo expandido de este maravilloso mundo creado por George Lucas, pero me parece que ya se van haciendo una idea de la Leia que yo veo en las películas, aquella que vi como niña y me hizo, por primera vez, darme cuenta que no todas las princesas eran esas chiquillas inútiles esperando un príncipe azul. También había una variedad que piloteaba naves espaciales, armaba planes de guerra y luchaba por la justicia en una galaxia, muy, muy lejana. 

FOTO: Starwars.com

viernes, 18 de abril de 2014

Los mejores consejos que me han dado mis amigas

Tras un largo receso (debido a una carga loca de trabajo, viajes y otras cosas) estoy de vuelta al blog. Tiene rato que no sigo con mi serie sobre sabiduría femenina en mi entorno y esta vez he decido honrar a esa familia que yo elegí. Mis maravillosas amigas, quienes me mantienen funcional y (moderadamente) cuerda en mi día a día. En la cultura mexicana, por desgracia, a menudo nos hacen crecer con la idea de que las mujeres debemos competir de forma encarnizada unas contra otras. Por el trabajo, por ser más bonitas y por los hombres (cada razón aún más tonta que la anterior), para mi buena fortuna yo estoy rodeada de mujeres hermosas por fuera y dentro. Algunas son mayores que yo, unas de mi edad y algunas incluso unos años menores. Todo eso sólo demuestra que, sin importar la edad, las personas simplemente vamos adquiriendo diferentes perlas de sabiduría según el camino que la vida nos pone por recorrer. Sin más, ahí va el recuento de consejos de todas esas maravillosas féminas. No es que haya alguno más o menos importante que otro, en absoluto, sólo llevan número porque debo organizar mis locas ideas de algún modo coherente. 

1.- No olvides darle prioridad a tus relaciones personales.- Soy hiperactiva, it is known. Estar en casa demasiado tiempo me pica y hasta me deprime, me anoto a mil cursos y actividades extracurriculares siempre que tengo oportunidad, es más, si nadie me frena puedo ser una workaholic de miedo. Por eso, mi amiga Malena me dio un consejo que vale su peso en oro: las relaciones interpersonales son una prioridad. Para cualquier empresa eres sustituible, el día de mañana te pueden echar sin mayor miramiento porque el mercado laboral es eso: un mercado. Das un servicio y recibes un pago por ello. Claro, es maravilloso que te guste lo que haces, superarte profesionalmente, obtener el fruto de tu ardua labor, etc. Pero, al final, tu pareja, amigos y familia te necesitan, porque te aman y para ellos de verdad eres insustituible. Así que a la hora de ordenar prioridades siempre hay que saber el lado que pesa de verdad en la balanza. 

2.- No quieras correr antes de caminar.- Miss Ángeles no sólo fue mi maestra, fue una de mis mejores amigas en la horrible adolescencia y en esos años que una lucha por hallar su sitio en el vasto universo. Como ya ha quedado claro antes, soy hiperactiva, en esos años me urgía crecer, independizarme y comerme al mundo de golpe. Miss con su gran sabiduría me dijo que necesitaba caminar antes de correr, en vez de ponerme loca con todas las posibilidades necesitaba ir cimentando mis planes. Definir bien aquello que quería, luego trabajar con calma y una visión despejada para conseguirlo. Mientras todo eso pasaba, necesitaba vivir el momento, absorber cada etapa de mi vida con todo lo bueno y malo que traía. Es que a veces uno quiere correr y se pierde ese paisaje increíble del "aquí y ahora" por el cual nunca volverá a transitar. Hace años que Miss dejó este plano, pero nunca me ha dejado. Ni ella, ni sus grandes consejos. 

3.- Siempre ten presente lo mucho que vales.- Hablando de crisis adolescentes, está mi querida Alicia, quien me ha aguantado como amiga desde hace ya 19 largos años. Mientras yo era la "rarita", "friki", "noña", "nerd" de la secundaria y vivía como el patito feo, ella era el cisne. Era (y sigue siendo) una mujer preciosa con un feminidad elegante y un impecable gusto para la ropa, el maquillaje. En fin, todo eso que yo no era ni seré. Y fue justo ella la que me enseñó a valorarme tal y como era. Cada quien es muy hermoso a su modo, el secreto está en amarse a una misma y jamás olvidar lo valiosa que se es. Si debo pensar en mi primer referencia no consanguínea de una mujer verdaderamente bella por fuera y dentro, esa es mi Alice.

4.- No pierdas tu tiempo y energía con gente que no vale la pena.- Claudia es otra de esas mujeres hermosas por fuera y dentro que adornan este listado con su sabiduría. A veces me precio de ser una mujer práctica, pero la verdad es que Claudia me gana por mucho en eso. Su consejo es tan bueno y directo que yo más bien divago al respecto en vez de explicarlo. En la escuela, trabajo o las relaciones, hay gente la cual de verdad no merece nuestro tiempo y esfuerzo. Lo sabio es admitirlo y alejarnos a tiempo de esos entes. 

Las amigas son muy necesarias en la vida, los mitos patriarcales nos dirán mil y una mentiras más sobre como la naturaleza femenina es competir las unas contras las otras hasta hacernos pedazos. "Mujeres juntas, ni difuntas", por ejemplo. Mi verdad personal es que yo no concibo mi existencia sin la sororidad, luz y apoyo de otras féminas en ella. A todas mis queridísimas amigas, gracias por ser ustedes, existir y estar ahí. Y si por alguna razón no se ven en la lista no es porque no me aporten un montón de sabiduría o felicidad, ni porque me importen menos es sólo un asunto práctico y de mi memoria alocada. 

Imagen: Friends por Sabinerich en DeviantArt

domingo, 23 de febrero de 2014

Todo está en el Shimmy, la danza árabe

Hace unos días, unas mujeres se acercaron a ver nuestra clase de danza árabe. Eso es una novedad porque toma mucho que algunas se animen a mirar con el interés de inscribirse. A menudo veo a féminas de todas la edades mirarnos a la distancia mientras se proponen a entrar a una clase de Spinning o Aerobics, pero rara vez entran a nuestro salón. Miran los movimientos como si fueran increíbles y ellas no pudiesen hacerlos, algunas más comentan que jamás se atreverían a moverse de un modo tan seductor o atrevido. Puede que ellas no lo crean, pero la danza del vientre es un arte netamente femenino, tanto que incluso puede llegar a intimidar.

El raqs sharqi (danza del este o danza oriental) o raqs baladi (danza nacional) es  conocido en los países de habla hispana como "Danza del vientre", que a su vez deriva del término Belly Dance acuñado por Sol Bloom, director de espectáculos en la Exposición Universal de Chicago de 1893. Algunos estudiosos lo consideran una mala traducción, no obstante, perdura como denominación general del estilo de danza. ¿Quién puede culparlo cuando justo la forma en que las bailarinas mueven sus caderas y vientre definen a este arte? No se sabe mucho sobre el origen de tan misteriosa danza, aunque la teorías abundan. Lo cierto es que la Danza del Vientre pasó desapercibida para Occidente hasta el movimiento romántico de los siglos XVIII y XIX, cuando los orientalistas retrataban la exótica tierra y a sus mujeres. Es justo en ese entonces cuando bailarinas (en su mayoría egipcias) comienzan a mostrar la danza en exposiciones universales. Sus sensuales movimientos causaron escándalo en la sociedad e incluso fueron vetadas por "indecentes", eso sólo añadió a su mística, porque para el hombre no hay nada más sensual que lo prohibido. 

Más allá de lo que se despierta en el observador, los que defienden las teorías más místicas y esotéricas del origen de la danza la sitúan en el Antiguo Egipto. De acuerdo con ellos, se trata de la hija directa de la danza que ejecutaban las sacerdotisas de las diosas, también se ha dicho que se trataba de un entrenamiento para fortalecer el abdomen de las mujeres y ayudarlas a parir. En añadidura sería una danza lunar que se realizaba para absorber la energía del satélite y garantizar la fertilidad femenina.  Desde esa óptica no es raro que en Egipto persista la tradición de llevar a una bailarina (habitualmente con un candelabro o charola de velas) a las bodas para asegurar buena suerte, abundancia y prolífica descendencia a los recién casados. 



Si bien se trata de una versión muy romántica  y sin confirmación histórica a mí me gusta quedarme con esa imagen. No sólo porque con algo de imaginación las posturas de las bailarinas en la ilustraciones de tiempos de los faraones guarden ciertas similitudes con varias de la utilizadas en la Danza del Vientre moderna, sino porque más allá del "morbo" de alguno que otro espectador masculino, el Belly Dance de verdad es femenino hasta la médula. Es cierto que he visto a chicos con una hermosa habilidad de bailarlo (porque como siempre he dicho, cada quien debe hacer lo que le guste sin importar género, con más razón si es arte), pero es una belleza cuando puedes sentarte con tu maestra y compañeras a compartir ideas y consejos para mejorar tu técnica. O simplemente hablar de tu cuerpo con alegría y sin complejos. La danza consta de movimientos aislados, cuyo control es fundamental, debes ser capaz de mover la cadera y sólo la cadera sin que se mueva el torso, o de vibrar la piernas y mover los brazos sin que el pecho entre en la ecuación. Como artista marcial siempre me precié de conocer perfectamente mis músculos o articulaciones, pero la danza árabe me abrió toda una nueva perspectiva del cuerpo femenino, especialmente de mi vientre y sus músculos.

La danza árabe no sólo te ayuda a conocer mejor tu cuerpo, también te enseña a quererlo, aceptarlo. Veo el velo ondear frente a mí, ensayo las misteriosas formas de cubrir y descubrir mi rostro al ritmo de la música, me siento libre al dejar que mi melena suelta acompañe los movimientos de mi cabeza. Hay todo un arte en hacer movimientos fluidos, nos recuerda la maestra. La danza del vientre exige mucha coordinación, pero ante todo control del propio cuerpo. 

Imágenes:
Bailarina con velo rosa por  Joystick74

lunes, 3 de febrero de 2014

Los cinco mejores consejos que me ha dado: Mi mamá (adoptiva)

¿Qué impulso te lleva a adoptar a la hija de otros y amarla como si fuera propia? Es un misterio que nunca voy a poder desentrañar, pero eso es justo lo que mi madre y padre adoptivo decidieron hacer. Con mil aciertos y sus fallos, mi mamá adoptiva es una de las más grandes influencias en mi vida. Pero, fuera de su rol de madre (que como se imaginarán le llegó a una edad muy madura), es una mujer interesante, fuerte y con mil historias que contar. Puede que mi educación fuese una especie de bonsai que mis padres biológicos plantaron, mi abuela pulió y mis padres adoptivos perfeccionaron. Me es complicado escribir sobre ella sin que esta entrada se convierta en una tormenta emotiva sobre lo mucho que la quiero y lo mucho que le debo, así que voy a cortar esta introducción aquí. Lo cierto es que ninguna serie con la que pretenda conmemorar la sabiduría femenina que he recibido a lo largo de mi vida estaría completa sin los valiosos consejos de una mujer tan especial para mi. Les comparto los cinco mejores consejos de mi mamá adoptiva:

1.- Al trabajo se va a trabajar, no a hacer amigos: Si bien es cierto que lo largo de mi vida laboral he conocido grandes amigos, mi madre tiene un punto importante. Es fundamental separar la vida personal de la vida de oficina. En tu trabajo te pagan por hacer una labor específica (o varias) no para socializar o meterte en chismes o pleitos ajenos. La experiencia me ha enseñado que si vas a lo tuyo y te mantienes neutral todo se simplifica mucho, eso porque evitas meterte en líos innecesarios. 

2.- Por tu amor propio por encima del amor a otros: No se trata de ser egoísta, ni nada por el estilo, más bien de saber donde poner el alto. Cuando una se enamora o está sentimentalmente muy involucrada (con amigos, la familia, etc) es terriblemente fácil llegar a la conclusión de que está bien ceder en cosas para no lastimar a otro diciendo que "no", pero esa sólo es la vía para terminar cediendo en todo y volverse un bonito tapete. Por ello es importante tener amor propio y no dejar que nuestro deseo de complacer o ayudar termine obligándonos a vulnerar nuestra autoestima. Siempre hay que saber hasta donde podemos dar y cuál es el límite. 

3.- Nunca dejes de hacer ejercicio: De joven, mi mamá fue bailarina de ballet (si hallan un ejercicio más completo y rudo que ese me avisan), siempre comió de todo pero se mantuvo delgada. El caso es que, cuando dejó de hacer la cantidad habitual de actividad a la que su cuerpo estaba acostumbrada vinieron algunos achaques. Más allá de la estética, la idea es estar siempre activo para mantener un cuerpo saludable y fuerte. Ahora hace Tai-Chi, está bastante feliz y en forma (para su edad). 

4.- Viaja: Este se explica solo, para una mujer que conoce básicamente todo México de cabo a rabo, no hay ninguna experiencia mejor que viajar. No sólo te empapas de cultura y descubres cosas maravillosas, creas recuerdos que te acompañarán el resto de tu vida. De pilón, te creas un montón de anécdotas locas para contar. 

5.- Se rigurosa con tu administración personal, pero nunca tacaña: O como mi madre diría "date tus lujos", hay que mantener presente que uno trabaja para vivir y no vive para trabajar. Una cosa es ser puntual con pagos, no acumular deudas, comer apropiadamente, ahorrar (para cosas como el punto 4) y otra muy diferente ser tacaña contigo misma y no comprarte de cuando en cuando ese libro que tanto quieres, unos chocolates o esas medias divinas. Se vale consentirse, después de todo, para eso es el dinero. No se trata de acumularlo como usurero, sino de saber administrarlo y disfrutarlo.

Esa es parte de la sabiduría de mi madre que se ha quedado conmigo a lo largo de los años, ya vendrá otra entrega de la serie de cinco consejos, pero mientras tanto les dejo esta.

Imagen:
The mother por mustamirri

miércoles, 22 de enero de 2014

Los gadgets de Ciencia Ficción que amaría tener

La Ciencia Ficción es un género que siempre está innovando, además, en el nombre carga la penitencia: siempre va ligada a la tecnología. Ya sea que plantee avances lógicos a partir de aparatos ya existentes o que deje volar la imaginación, el SciFi siempre va adelantado a su tiempo. El teléfono celular, las tarjetas de crédito, las tablets y las videoconferencias aparecieron antes en libros o series de Ciencia Ficción que en la vida real. En una entrada anterior, hablé sobre mis miedos y las cosas del género que no me gustaría ver replicadas en el mundo que denominamos real, por ello decidí dedicar esta a los gadgets que muero por tener. Se preguntarán por qué no incluí a la TARDIS (es decir ¿quién no quiere una de esas?) pero esta lista está reservada a los gadgets menores, ya después les hablaré de mi naves espaciales soñadas. Sin más preámbulo los dejo con la lista y sus explicaciones pertinentes, entre paréntesis encontrarán la serie, peli o libro donde aparecen. 

Maquina de hidratación (El Quinto Elemento)
Al igual que Leeloo en la peli de la cual sale este gadget, puedo comer en cantidades industriales. La idea de tener un montón de porciones de comida en un pequeño bote y meterlas a hidratar en una máquina similar a un micro a cualquier hora me parece maravillosa. Ante un corazón contento y una barriga llena cualquier explicación extra me parece innecesaria.


Sonic Screwdriver (Doctor Who)
Nadie sabe a ciencia cierta que hace, pero al mismo tiempo parece que hace de todo. Ante la aventura es mejor tener tecnología sónica de Gallifrey. Además se ve cool, más que una bowtie. El Sonic Screwdriver es como esas cosas que te venden en los canales de infomerciales en la TV por cable, se ve multiusos y te puede sacar de apuros, aunque no tengas clara la clase de problema al que te enfrentarás.



Polvo Magnético (Crónicas Marcianas)

En el libro de Ray Bradbury, la señora Ylla K “limpiaba la casa con puñados de un polvo magnético que recogía la suciedad y luego se dispersaba en el viento cálido.” O sea, la casa se limpiaba prácticamente sola gracias a ese polvito. Ya sé que muchos de ustedes me dirán que hay mejores opciones para evitar las labores domésticas en el Sci-fi, robots por ejemplo. Pero como yo soy fan de Terminador y Matrix desconfío bastante de los androides, me basta con el polvo magnético marciano.

Sable láser (Star Wars)

¡Un auténtico sable láser! No necesito decir más.



Mr. Fusión (Volver al futuro)

¿Y si toda esa basura apestosa que se genera en casa, la cual hay que sacar sí o sí, fuera el combustible de mi carro? (espero ya tener uno para cuando tal cosa se invente). La solución no sólo es ecológica, también práctica, todos ganamos. Científicos del mundo, no los veo trabajando en eso. Sí ya sé que hay coches híbridos y hasta solares, pero yo exijo mi propio Mr. Fusión. 



Teletransportador (Star Trek, La Mosca y un  montón de lados más)

Ahora que lo pienso ¿quién necesita el auto?, uno de estos me ayudaría a llegar a tiempo a donde yo quiera sin tener que preocuparme por el tráfico o el transporte público y sus aglomeraciones. Por otro lado, iría rezando a los dioses que esos incidentes de moscas ya no ocurran ¡Glup!. Con suerte, será un modelo más de Star Trek que de La Mosca, si no…bueno, tendré mi Mr. Fusión en mi SmartCar.



Babel Fish (La Guía del Autoestopista Galáctico)

Me encantan los idiomas, de verdad los adoro. Desde niña, siempre estaba estudiando alguno y los últimos años que no he tenido tiempo de estudiar uno en un sistema escolarizado he sufrido por ello. Por eso cuando me leí el genial libro de señor Douglas Adams, la idea me volvió loca. Es como cuando la TARDIS traduce telepáticamente cualquier idioma y hace que quien te escucha lo entienda. Claro es una versión ligeramente más viscosa, eso de tener un pez en el oído no suena tan agradable cuando una se lo piensa más a detalle. También es cierto que eso me privaría de lo que verdaderamente disfruto: el proceso de aprender, entender y asimilar un nuevo idioma. Aunque en ese hipotético mundo futuro de seguro habrá lenguas extraterrestres que no pueda ni pronunciar y la opción traductora de Farscape es más fea e invasiva… en fin. Suficiente divagación.



DE PILÓN:

iPistol (StarCraft)

La violenta tataranieta del actual iPod se anuncia con el slogan de “Take your shot at life”. Claro que cuando eres un Terran despachando Zergs al otro mundo (o a donde sea que vayan) al menos hay que hacerlo con ritmo y estilo. La iPistol Es tan genialmente absurda que definitivamente quiero una. 



jueves, 19 de diciembre de 2013

Miedos de Ciencia Ficción

En estos días, llegó a mis manos un informe de Ericsson sobre movilidad y tendencias de consumo en gadgets. Claro, mi nuevo y flamante trabajo es más digital y de redes sociales que nunca antes, así que es un must para mí darme un clavado en esa información. Para quienes me conocen o siguen redes sociales es obvia mis fascinación por el campo de las nuevas formas de comunicarse y "socializar". Esto desde luego representa una de la más grandes contradicciones con las cuales mi cabeza loca se ha acostumbrando a procesar el mundo. Esta entrada habla de esa paradoja. Ya les he hablado de mi amor por la Ciencia Ficción, lo cierto es que, como todos los romances, este también tiene sus partes sombrías. Ericsson cree que usar partes del cuerpo como acceso a gadgets es una tendencia importante que irá al alza. Hace años que hay laptops cuya contraseña es la huella digital del usuario, incluso en algunos trabajos ya checas entrada del mismo modo. No se necesita mucho, la previsión es que la identidad digital de una persona estará cada vez más interconectada y compacta, adiós a la dispersión. Todo suena de maravilla cuando nos damos cuenta lo maravillosa que es la tecnología y como avanza a pasos agigantados, pero...

Aún recuerdo la inquietud que me invadió cuando leí 1984 de George Orwell, fue mi primera novela distópica. Para una niña que la leía cerca de 1997, la idea de que podría haber nacido en un mundo así (por ahí del año 85) era impactante. Si hay algo que Un Mundo Feliz, Farenheit 451, V deVendetta y hasta pelis como Gattaca o Matrix me enseñaron es que tanta bonanza y evolución suele ser engañosa. Al final tanto afán de una vida invadida de tecnología puede anular la privacidad y hasta la capacidad de elección de las personas. Ya sea por medio de una falsa ilusión de satisfacción absoluta o por medio de la manipulación, la humanidad se va perdiendo en arras de los intereses de los poderosos. Al final algunos héroes logran el cambio, otros tantos, no. 


Entiendo que la realidad y la ficción son cosas distintas, aunque la primera a menudo supera a la segunda. También soy bastante friki y exagerada. Aún así creo que vale reflexionar sobre el punto en la sociedad enchufada en la cual vivimos. Uno puede salir a un café y ver a una pareja sentada frente a frente mirando sus smartphones en vez de interactuar. Todos tenemos un amigo/a quien a veces nos cabrea porque no suelta el teléfono ni un segundo, hasta creemos que le va a entrar un ataque cuando la batería del aparatito se acaba...

Más allá de mis miedos y paranoias, me parece que la verdadera lección de las historias distópicas es recordarnos la importancia de construir la clase de mundo en el que queremos vivir en vez de dejar que él nos construya a nosotros. Gracias a las redes sociales he conocido a gente maravillosa, eso tal vez no habría sucedido nunca hace unas tres o cuatro décadas. Es gracias a la tecnología moderna que puedo conectarme al Skype y charlar con mi familia y amigos en otros estado de la república, ¡hasta en otros países! Los avances nunca son malos o buenos per sé, pero soy una firme convencida de usarlos como herramientas, en vez de convertirlos en el centro de nuestra vida e interacciones sociales. 

domingo, 8 de diciembre de 2013

Con la cabeza en las estrellas: la Ciencia Ficción y yo

El primer recuerdo de la Ciencia Ficción en mi vida va ligado al entrañable ET de Steven Spielberg. Recuerdo que mis papás la tenían en un video (sí, un VHS) y yo pedía verla bastante a menudo. La idea de mundos fantásticos no me era ajena, para cuando vi la película por primera vez (tendría unos 5 años) pero eso de la vida en otros planetas capturó mi imaginación de forma poderosa. Ya no sólo estaban las posibilidades infinitas de los mundos de fantasía, también había todo un universo -que mi mente percibió como más cercano- por recorrer. En vista del éxito obtenido, mi padre (gran fan de Star Wars) no dudó ni un momento antes de introducirme a la clásica trilogía de George Lucas. No sólo la adoré desde un inicio, también quise ser una Jedi cuando fuera mayor, pero aún más allá de eso, desee ver y leer más obras así.

El primer relato de Ciencia Ficción que recuerdo haber leído en mi vida fue un fragmento de Ylla de Ray Bradbury. La rica descripción de los ambientes de la sala de estar marciana, de la vida cotidiana del señor y la señora K, me cautivaron como nunca. Mi padre adoptivo, gran lector y amante de la ciencia ficción, decidió darme a leer las Crónicas Marcianas. No pasó mucho antes de que le pidiera más libros del mismo autor, para cuando me dí cuenta ya estaba  leyendo como posesa a Asimov, Heinlein, Matheson, Frank Herbert, Orson Scott Card, Marion Zimmer Bradley, y muchos más. Pero aunque los libros son mi medio favorito, hay muchos más.

Fui lo suficientemente afortunada de crecer en una época en la cual no sólo daban repeticiones de Perdidos en el Espacio, Tierra de Gigantes y Dimensión Desconocida. También pude ver de primera mano series maravillosas como Firefly, Farscape, Stargate y Expedientes Secretos X. También los fines de semana de maratones de Star Wars, Volver al futuro, Terminator y Alien llenaron mi infancia. Está de más mencionar a mi adorado Doctor Who, que se ha ganado un sitio inamovible en mis preferencias. 




Para mí, la Ciencia Ficción es una oda a los avances tecnológicos, pero más allá de eso a las emociones humanas. Desde Frankenstein de Mary Shelley (novela considerada como pionera del género), pasando por las Fundaciones de Asimov y hasta novelas más modernas que coquetean con el Cyberpunk, Steampunk o la distopía cada una me ha hecho explorar universos maravillosos, se trata de una experiencia de viaje extrema. No sólo está limitada a este mundo, va mucho más allá. Mi romance con el género se fundamenta en que nunca deja de sorprenderme y hacerme soñar. El Sci-fi es un género increíblemente rico y lleno de posibilidades, además, nos hace vernos como humanos. A veces no es un descubrimiento el que define la historia sino el motivo tras de él. ¿Cómo olvidar al entrañable R. Daneel Olivaw de Asimov? El robot que crea esquemas enteros sólo para mejorar las posibilidades de supervivencia de la raza humana en mundos mejores. ¿Cómo negarse a un buen susto como el que nos ofrece La Mosca o La cosa? También están esas historias de Angélica Gorodischer para dejarnos perplejos. El género admite todo tipo de licencias, basta recordar las deliciosamente divertidas aventuras que nos obsequia Connie Willis o el estilo irreverente de Douglas Adams. Ambos autores son capaces de lanzar agudas críticas a la sociedad envueltas con el placer que solamente reírnos de nosotros mismos puede otorgarnos. 

A lo largo de mi vida he reído, llorado y suspirado con historias de Ciencia Ficción. Las carcajadas que me arrancan los ataques de Marvin, las lágrimas que amenazan mis ojos cuando pienso en la  muerte de Dors Venabilli, mi crush adolescente con Paul Atreides o Han Solo perduran como imágenes de una vida muy bien leída. Más allá de tan citado "escapismo" tan popular últimamente para describir a los fans empedernidos de la Fantasía o la Ciencia Ficción de verdad creo que esos géneros (la literatura en general) abren nuestro entendimiento sobre la naturaleza humana y sobre el mundo que nos rodea. No sólo se trata de evadir la realidad, sino de conocerla mejor gracias a los nuevos ojos que la imaginación nos da. ¿Cómo no amar perdidamente algo que alimenta nuestra mente? Imaginar es un tesoro en los tiempos rígidos que vivimos, cuando pareciera que uno debe encajar dentro de un esquema prediseñado o ser un exiliado de la normalidad. Por ello, me limito a buscar en los confines del espacio, donde la normalidad no es nada y la vida es una aventura inesperada en la cual cada quién escribe su parte como le da la gana.