domingo, 8 de diciembre de 2013

Con la cabeza en las estrellas: la Ciencia Ficción y yo

El primer recuerdo de la Ciencia Ficción en mi vida va ligado al entrañable ET de Steven Spielberg. Recuerdo que mis papás la tenían en un video (sí, un VHS) y yo pedía verla bastante a menudo. La idea de mundos fantásticos no me era ajena, para cuando vi la película por primera vez (tendría unos 5 años) pero eso de la vida en otros planetas capturó mi imaginación de forma poderosa. Ya no sólo estaban las posibilidades infinitas de los mundos de fantasía, también había todo un universo -que mi mente percibió como más cercano- por recorrer. En vista del éxito obtenido, mi padre (gran fan de Star Wars) no dudó ni un momento antes de introducirme a la clásica trilogía de George Lucas. No sólo la adoré desde un inicio, también quise ser una Jedi cuando fuera mayor, pero aún más allá de eso, desee ver y leer más obras así.

El primer relato de Ciencia Ficción que recuerdo haber leído en mi vida fue un fragmento de Ylla de Ray Bradbury. La rica descripción de los ambientes de la sala de estar marciana, de la vida cotidiana del señor y la señora K, me cautivaron como nunca. Mi padre adoptivo, gran lector y amante de la ciencia ficción, decidió darme a leer las Crónicas Marcianas. No pasó mucho antes de que le pidiera más libros del mismo autor, para cuando me dí cuenta ya estaba  leyendo como posesa a Asimov, Heinlein, Matheson, Frank Herbert, Orson Scott Card, Marion Zimmer Bradley, y muchos más. Pero aunque los libros son mi medio favorito, hay muchos más.

Fui lo suficientemente afortunada de crecer en una época en la cual no sólo daban repeticiones de Perdidos en el Espacio, Tierra de Gigantes y Dimensión Desconocida. También pude ver de primera mano series maravillosas como Firefly, Farscape, Stargate y Expedientes Secretos X. También los fines de semana de maratones de Star Wars, Volver al futuro, Terminator y Alien llenaron mi infancia. Está de más mencionar a mi adorado Doctor Who, que se ha ganado un sitio inamovible en mis preferencias. 




Para mí, la Ciencia Ficción es una oda a los avances tecnológicos, pero más allá de eso a las emociones humanas. Desde Frankenstein de Mary Shelley (novela considerada como pionera del género), pasando por las Fundaciones de Asimov y hasta novelas más modernas que coquetean con el Cyberpunk, Steampunk o la distopía cada una me ha hecho explorar universos maravillosos, se trata de una experiencia de viaje extrema. No sólo está limitada a este mundo, va mucho más allá. Mi romance con el género se fundamenta en que nunca deja de sorprenderme y hacerme soñar. El Sci-fi es un género increíblemente rico y lleno de posibilidades, además, nos hace vernos como humanos. A veces no es un descubrimiento el que define la historia sino el motivo tras de él. ¿Cómo olvidar al entrañable R. Daneel Olivaw de Asimov? El robot que crea esquemas enteros sólo para mejorar las posibilidades de supervivencia de la raza humana en mundos mejores. ¿Cómo negarse a un buen susto como el que nos ofrece La Mosca o La cosa? También están esas historias de Angélica Gorodischer para dejarnos perplejos. El género admite todo tipo de licencias, basta recordar las deliciosamente divertidas aventuras que nos obsequia Connie Willis o el estilo irreverente de Douglas Adams. Ambos autores son capaces de lanzar agudas críticas a la sociedad envueltas con el placer que solamente reírnos de nosotros mismos puede otorgarnos. 

A lo largo de mi vida he reído, llorado y suspirado con historias de Ciencia Ficción. Las carcajadas que me arrancan los ataques de Marvin, las lágrimas que amenazan mis ojos cuando pienso en la  muerte de Dors Venabilli, mi crush adolescente con Paul Atreides o Han Solo perduran como imágenes de una vida muy bien leída. Más allá de tan citado "escapismo" tan popular últimamente para describir a los fans empedernidos de la Fantasía o la Ciencia Ficción de verdad creo que esos géneros (la literatura en general) abren nuestro entendimiento sobre la naturaleza humana y sobre el mundo que nos rodea. No sólo se trata de evadir la realidad, sino de conocerla mejor gracias a los nuevos ojos que la imaginación nos da. ¿Cómo no amar perdidamente algo que alimenta nuestra mente? Imaginar es un tesoro en los tiempos rígidos que vivimos, cuando pareciera que uno debe encajar dentro de un esquema prediseñado o ser un exiliado de la normalidad. Por ello, me limito a buscar en los confines del espacio, donde la normalidad no es nada y la vida es una aventura inesperada en la cual cada quién escribe su parte como le da la gana. 

4 comentarios:

  1. Mi primer libro de ciencia ficcion fue Amigos Robots, de Asimov. Creo que la pelicula fue tambien ET, pero fue Star Wars la que logro marcarme. Doctor Who ha contribuido un monton a lograr hacerme una amante del genero, Allons - Y y muchos besos
    Lena

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    1. ¡Saludos!
      Wow, empezar con Asimov también es empezar con el pie derecho, él es uno de mis consentidos. Star Wars también me dejó huella, al grado que de grande quería ser como Leia :P
      Gracias por pasarte por aquí y comentar ;)

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  2. Uff, Reina Scarlett, me haces sentir vieja. Mi primer encuentro con la CF fue "La Mosca" versión Vincent Price y el Ataque de los Cangrejos Gigantes del gran Roger Corman. Tuve la suerte de zamparme toda la producción "B" de ciencia ficción de los 50's, ademas de Perdidos en el Espacio, Los Invasores, y Viaje a las Estrellas (la original). Por mucho tiempo le hui a la CF, estaba saturada, pero de vez en cuando alguna pelicula de desastres de las de Roland Emerich o una distopia como Revolution me vuelven a enganchar con un género tan diverso e inclasificable como la fantasía.

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    1. Ay querida amiga, a veces te envidio. Te tocó una de la épocas doradas de la Ciencia Ficción en vivo (aunque no toda a color jejeje). Star trek la original fue maravillosa y revolucionaria en su tiempo, ya tu misma hiciste un post maravilloso al respecto. Sí, de verdad que el género permite mucha diversidad y eso lo hace aún mejor. Mil abrazos.

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