viernes, 19 de octubre de 2012

El cabello y la historia de la feminidad

En la era de las cavernas debió suceder que el cabello era sólo una maraña carente de higiene y atractivo,  tal vez uno de los últimos restos de nuestro peludo pasado animal. Ahora, miles de años después, hay una industria entera construida al rededor de él. Para las famosas un cambio de tinte o corte es un asunto de vida o muerte. En realidad, para una mujer común puede serlo también. 

Cuando era pequeña mi madre, quien era demasiado joven en ese entonces, hallaba problemático tener que peinarme. Tengo mucho cabello y muy grueso, no siempre se acomoda, también es levemente quebrado, así que mientras más corto lo llevo más rizado se pone. El punto es que mi mamá optó por ahorrarse el trabajo duro y hacerme un corte Bob. Mantenerlo corto, según mi progenitora, era mantenerlo a raya. La buena noticia fue que no había nacido en el antiguo Egipto, de haber sido así me habrían rapado. La infestaciones de piojos y el calor hacían que le gente usara pelucas de pelo natural en ocasiones especiales, pero en el día a día se rapara la cabeza. En esa cultura el cabello tenía un peso estético muy diferente, eso sí mientras más tupida la peluca más estatus social se tenía.

Pasé años odiando mi cabello y deseando tenerlo más largo. Sólo me gustó el corte una vez cuando tuve que bailar Charleston vestida de Flapper en un festival de la escuela. En cuanto pude defenderme mejor, el corte Bob desapareció. Como resultado me dejó un buen trauma que hizo que no pasara por el peluquero en años. Mi mamá debió ingeniárselas con nuevos peinados (dos coletas a los lados se volvió su favorito). Mi madre me contaba y leía muchas leyendas irlandesas (mi abuelo materno tiene raíces irlandesas), de ahí aprendí que para los antiguos celtas el largo del cabello era símbolo de poderío (tanto para hombres como mujeres). En el caso femenino también era referente de su fertilidad, tampoco es de extrañarse en una cultura matriarcal en sus inicios, donde las mujeres también eran trabajadoras y guerreras. Los celtas trenzaban sus largas cabelleras y solían adornarlas,  muchas de sus deidades son descritas con hermosas y largas melenas ondeando al viento. Eso impactó mi mente infantil.  En algún momento, mi cabello era tan lago que llegaba a mi cadera. Por ese entonces, escuché por primera vez la historia de Lady Godiva. La bella joven se apiada de la gente de Coventry debido a la horrible tasa de impuestos que su marido les impone, entonces le insiste en que sea misericordioso. Él se niega a bajar el impuesto a menos que ella cabalgue desnuda por todo el terruño, ella acepta. Manda un bando para que nadie salga a a las calles y todos echen las cortinas de su casa, así ella sale a montar cubierta sólo por su cabellera, sin sufrir humillación alguna. En algunas versiones, un tal Tom espía para caer, acto seguido, fulminado -otros dicen que sólo queda ciego- por un acto divino. Quitando lo sádico e irracional que me parece Lord Godiva, me doy cuenta del fetiche que la mayoría de los hombres tienen con el cabello largo de las féminas.

Mi larga cabellera se volvió un problema cuando lavarlo y peinarlo era cada vez más complicado. Cuando entré a la secundaria y tuve que hacerlo por mí misma hubo que cortarlo, no exagero cuando digo que lloré en la silla de la estética. Cabe decir que jamás volví a tenerlo tan largo. Desde entonces oscila entre la altura de los hombros (lo más corto que tolero) hasta la media espalda (lo que soy capaz de mantener sano y peinar sin volverme loca). Mi historia personal me lleva a darme cuenta de cómo el cabello largo ha sido un paradigma de la feminidad a través de los tiempos. Tal vez parte de mí lo sabía inconscientemente y detestaba el pelo corto por eso. Desde la  antigua Grecia el cabello de las mujeres debía ser largo y rizado. Los rizos eran una característica estética muy apreciada en ambos sexos, aunque la belleza a veces puede ser una maldición, eso lo demuestra Medusa cuando enmarcada por su larga y rizada melena atrae la atención del infame Poseidón, quien la viola en el templo de Atenea donde servía como sacerdotisa. Como castigo por profanar su santuario, la vengativa deidad convierte sus bellos rizos en serpientes vivas. La maldad en muchas mitologías se enfatiza en característica estéticas.



El cabello femenino es un arma de seducción (parámetro que por lo visto nunca se ha modificado), aunque no sólo está la longitud, sino también el color. Hay quienes dicen que Lilith, la primera mujer de Adán, gozaba de una larga melena pelirroja (mi obsesión con el pelirrojo tendrá que esperar para otro post). La mujer era insaciable en la cama, seductora y  un tanto maligna  Cuando Adán fue incapaz de satisfacerla ella se marchó para volverse madre de demonios. Para los judíos el cabello es muy importante, tanto que tienen el Upsherin por el cual no se corta el cabello a un niño hasta los tres años de edad. En la Torah la vida humana es comparada a veces al crecimiento de los árboles. Cuando se siembra un árbol está prohibido cosecharlo o comer su fruta por los primeros tres años, como ofrenda a Dios, por esto se acostumbra no cortar el pelo de un niño por los primeros tres años de vida, comparándolo simbólicamente con un árbol, con la esperanza que al igual que un árbol crece alto y fuerte y da frutos, el niño crezca en sabiduría y buenas acciones y llegue a tener su propia familia. Me parece que ese rito sólo aplica a los varones, aunque lo ignoro, admito con pena que mi conocimiento del judaísmo es un tanto limitado. 

Ya durante el medioevo se estableció  en las religiones cristianas pedir a sus feligreses femeninas cubrirse el cabello,  pues su dulce olor y brillo (que resultaba sexy para los hombres) se creía que atraía demonios. Aún así el standard del cabello largo como algo hermoso se mantuvo durante siglos y siglos. Eso hasta los años 20, cuando las mujeres optaron por cortes de cabello drásticos que reafirmaban su liberación. El corte Bob (mi archienemigo) fue un "statement" de la mujer liberada. El corsé dijo adiós, las féminas se incorporaron al mercado laboral, empezaron a conducir y dijeron adiós a la rígida moral victoriana. También la creación de los tintes (aunque la henna para teñir el pelo existía desde el antiguo Egipto) fue un modo de liberación, la posibilidad de "corregir" a la naturaleza. Yo sólo me he teñido el pelo una vez, de pelirroja. Siempre quise serlo, pero al parecer la genética no estuvo de mi lado. De ahí en fuera, mantengo mi cabello largo y castaño claro. Desde luego, es una de mis mejores armas de seducción. Para cerrar, les dejo un refrán español, muy citado por mi querida abuela: 

"Diez yuntas de bueyes no atraen tanto como el pelo de una mujer"

IMAGEN: Lady Godiva (John Collier, c. 1897)

6 comentarios:

  1. Esto me ayuda a entender un poco más por qué la gente se escandaliza cuándo decido cortarlo drásticamente. Y creo que no le tengo el apego ''histórico'' a mi baello que debiera, supongo es parte del hecho de que nunca tienes a nadie contento.

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    1. Jajaja bueno hay cánones y estereotipos, Jackie :P pero creo que te va muy bien el pelo corto. El caso es estar una contenta consigo misma ;D

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  2. Es que además el cabello tiene connotaciones mágicas. Se creía que las brujas con trenzarse o destrenzarse el cabello tenían poder sobre el clima. Amiguis, muy bueno tu post. Lo del cabello largo hasta los tres años tiene una raíz más folclórica. Se dejaba/deja que los varoncitos lo tuvieran largo porque esa era la epoca en que estaban más vulnerables a un ataque de Lilith cuyo gran poder es sobre los niños (no así sobre las niñas) judíos y cuya obsesión es andar robándole los hijos a las mamás descuidadas. Por eso, para confundirla, al niño no solo se lo dejaba con rizos largos, a veces hasta se le vestía de niña.

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    1. Gracias por la aclaración de lo Lilith tiene mucho sentido. Ya decía yo que por algo asomaba en el post. Miedo a la brujería y el poder femenino, ya habíamos hablado de eso en tu post de brujas, mal que bien la melena es un arma netamente femenina desde hace tiempo, así que tiene sentido que vayan ligados. Gracias por el comentario, amiga :)

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  3. Me encanta tener el pelo largo, amo peinarlo, cepillarlo, sentir cómo el viento me lo desordena. Según una amiga que estudia la cábala, el pelo largo permite una conexión mejor con la divinidad (algo así como una antena peluda).
    En un libro de esos raros que interpretan la Biblia como una bitácora de encuentros extraterrestres, leí que el pelo largo permite a los marcianitos entrar mejor en las mentes de las personas.
    Por mi parte, me voy a cortar el pelo en 21 de diciembre, sólo porque jamás lo he tenido corto-corto, y me he dado cuenta de que me oculto un poco en mi cabello.
    A ver cómo me va sin mi capa protectora...

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    1. Suerte con el nuevo corte :D
      Ya nos contarás tu experiencia

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